lunes, 11 de octubre de 2010

Vuelvo a sorprender, la mañana que va lentamente bajando a la ciudad con el manto gris, de la lluvia de abril. Pies desnudos y el sol en los bolsillos cantando una nueva canción.
Ni tú ni nadie podrá quitármelo de la mente. Ni tú ni nadie sabrá el daño que me hace a veces. Hay cosas del corazón, que la razón no entiende y duele, y duele, y duele...
Hace tiempo, ya que quedaron atrás el olor y el sabor de tu recuerdo. Pero llevo aún, como rayos de luz, esas cartas de amor que, desde lejos, detienen mi respiración.
Y aquí estoy, soy una cometa, siempre dispuesta a ir a dónde quiera que estés, no me olvides...

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