martes, 22 de junio de 2010

En la suite 16 lo que empieza no termina. Del mini bar al eden, y en muy mala compañía.
Era ese sabor en tu piel a azufre revuelto con miel, así que me llene de coraje y me fui a caminar por el lado salvaje. Pensé: "no me mires así", ya se lo que quieres de mi, que no hay que ser vidente aquí, para un mal como tu no hay cuerpo que aguante.
Lo hecho está hecho, volví a tropezar con la misma piedra que hubo siempre. Se siente tan bien todo lo que hace mal y contigo nunca es suficiente.
¿Cómo fue, qué pasó? Esa noche, impaciente. Fueron a llamar de la recepción cuando se quejaban de la 17.
No puede ser nada normal acabar eligiendo tan mal, en materia de hombres soy toda una experta siempre en repetir mis errores. No hay ceguera peor que no querer mirar, cuando te guardabas el anillo dentro del bolsillo y dejarlo pasar.
Nunca me sentí tan fuera de lugar, nunca tanto se escapo de mi control, pero todo en este mundo es temporal, lo eres tu y lo soy yo, en eso no decido yo...

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