Continuar.

Es difícil continuar después de haber perdido, aunque ya sabías que ibas a perder.
Lo sabíamos desde un principio, pero hay algo llamado esperanza que nos hace creer constantemente lo contrario.
Y así fue, hasta el final, creyendo que todo puede ir hacia un lado positivo. No hay tiempo para pensamientos pesimistas cuando todo está yendo bien. El problema es que cuando todo va bien, se sabe que algo malo tiene que suceder.
Y eso es lo que pasó.
Nos tenías preparados, y a la vez no, para el peor de los momentos.
Siempre nos ibas diciendo qué hacer, sutilmente, para cuando ya no estés, para que contemos con esa partida. Esa injusta partida.
A esta altura, creo que la única persona preparada eras vos. El resto de nosotros hoy simplemente te llora, te recuerda, te mantiene en los mejores momentos...
Mientras vos nos iluminas desde donde estés.

Me hiciste leer ese libro a propósito, lo sabemos.
La primera vez que lo leí, terminé la idea de una manera. La comentamos y debatimos a la par por horas, sacando diferentes conclusiones.
Hoy todo es diferente a lo que pensaba antes. Y si, tenías razón vos. Siempre tenías razón, pero era muy divertido molestarte. Seguramente es lo que más voy a extrañar.
Es de lo que más extraño ahora.
Imaginate que pueda discutir con vos todo lo que pasa por mi mente en este momento, por esta situación. No nos tomaría un par de horitas, nos tomaría días, millones de conclusiones y miles de millones de quejas y por qués.
Cientos de reproches e injusticias en un par de frases. Justificadas situaciones que no nos van a hacer cambiar de idea, porque lo que hay es lo que vemos y lo que vemos es que no estás.
Y duele, duele mucho, y va a doler un poco menos de a poco, si el tiempo está a nuestro favor esta vez.
"Recordame cuando más te discutía las cosas, porque esos eran, sin dudas, los mejores momentos, llenos de risas infitas, y así es como se tienen que recordar a los amigos." Te lo prometí ese día, te lo prometo hoy, y lo voy a cumplir.