domingo, 2 de mayo de 2010

Nunca vio la luz, no sintió el calor, no sufrió el dolor, no vivió el morir. Muy grande la cruz, muy chico el honor, enana actitud de vivir mejor.
Si encontrás algo más fino que el filo de tu silencio, sólo entonces te amaré.
Rebuscada tu respuesta, tanto como tu cabeza, tenía que ser "hombre".
Yo sólo quería unos mimos, un suspiro de tu ombligo, una sopa con sabor.
Eras un rompecabezas disfrazado de príncipe, eras puro rocanrol
de este amor que nunca vio la luz...
Ya había encallado mi barco en medio de tu pantalón, nunca fui buena capitana.
Aunque a veces digo basta en las noches de subasta, me la juego hasta ganar.
Como todo señorito eras bien histeriquito, eras una ola en el mar.
Siempre cinco para el peso, siempre abrazo, nunca un beso, y ahora ni torta ni pan.
Ni este amor que nunca vio la luz...
Sólo me quedan recuerdos de ese sueño momentáneo, viejos tiempos de adicción.
A planteos poco cuerdos, al placer del desengaño, a la dulce confusión.
Sólo me queda el consuelo de saberme muy tranquilo, yo ya sé que la pelié.
Me pensaba que era la ciega, me pensaba que era el pueblo, que era la tuerta y que era la reina
de este amor que nunca vio la luz... nunca vio la luz...

No hay comentarios:

Publicar un comentario